jueves, 15 de marzo de 2012

Huelva, el lugar de donde salió Colón, quiere ser descubierto


En esta tierra se viven el pasado y el presente juntos en una experiencia fascinante.



El sur de España tiene la tibieza de las aguas del Mediterráneo y los dulces perfumes de los olivos, los almendros y las encinas verdes. Andalucía es, como dice un poema, la salada claridad de Cádiz, la Granada que llora, la romana, mora y callada Córdoba, la Málaga cantaora, la dorada Almería o la Jaen de plata.  
Es, además, Sevilla, la tarjeta postal flamenca de tablados, guitarras y baile de tacones altos y volantes en faldas rojas de pepas blancas. En esa rica Andalucía también brilla, en la punta más occidental de su mapa, Huelva, la provincia, la ciudad capital, la tierra que marcó el destino del mundo, pues allí se sembró un hecho histórico: el Descubrimiento de América. 
La cuna de las carabelas
En Huelva se pueden ver réplicas de las tres naves de Cristóbal Colón. La región ofrece caminatas. A menos de 30 minutos de la ciudad de Huelva está La Rábida, el monasterio franciscano al que Cristóbal Colón, en compañía de su hijo Diego, llegó en busca de apoyo para su expedición a las Indias. 
Hoy convertido en museo, los frescos de sus paredes, documentos históricos, objetos, cartas de navegación y mapas cuentan cómo Colón logró que los frailes Juan Pérez y Antonio de Marchena expusieran su proyecto a la reina Isabel la Católica, y así consiguió dinero para su viaje. 
A un suspiro de embrague y acelerador, en Palos de la Frontera, espera el Muelle de las Carabelas con las réplicas casi exactas (de cuidadoso rigor histórico) de La Pinta, La Niña y La Santa María, las naves que permitieron ese que algunos llaman "encuentro de dos mundos".
Se pueden abordar y recorrer sus cubiertas, y desafiar las empinadas y delgadas escaleras para escudriñar sus bodegas, ambientadas con elementos y sonidos. Por supuesto, también se entra a la reproducción del camarote de Colón. Es un emocionante viaje al pasado reencarnado para tocarlo y vivirlo. El pasado y el presente juntos en una experiencia fascinante. 
Monte y ciudad
Eso es Huelva provincia, eso es Huelva ciudad: una permanente ida y vuelta en el tiempo. La capital, pequeña y moderna, tranquila y tibia, epicentro del Festival de Cine Iberoamericano, orgullosa de sus multitudinarias y ancestrales fiestas y procesiones de Semana Santa y El Rocío -patrimonios culturales de la península-, ofrece un comercio activo y un turismo de jóvenes playas de aguas templadas.   
La provincia, por su parte, invita también a quien se complace más con el arroyo de la sierra que con el mar. El Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, a casi tres horas al norte, es un lugar de parajes frescos para los que prefieren, por ejemplo, las caminatas ecoturísticas, con marcos de bellos paisajes de prados, bosques y cielos de arreboles. 
Entre sus espectáculos naturales se encuentra la 'Cueva de las Maravillas', en el corazón de Aracena (una localidad de 8.000 habitantes), que guarda impresionantes estalactitas, estalagmitas y lagos subterráneos de hermosas formas y colores.  
El diálogo entre esa Huelva provincia y esa Huelva ciudad también es una charla gastronómica que va y viene en el tiempo. En las ollas y sartenes de sus variopintos restaurantes se conjugan los sabores del río, del mar y de la sierra: boquerones, caballas, sardinas, atunes, lenguados o corvinas; frituras, arroces, revueltos, tortillas, sopas, cocidos, y cazuelas; coquinas, almejas, gambas, langostinos, cigalas, chocos...  
La reconocida personalidad de la cocina andaluza aparece en comedores tradicionales o en mesas de técnicas y fusiones hijas de la revolucionaria cocina de autor española. Además, en cavas y cartas figuran los legendarios y famosos 'caldos' (vinos) españoles, así como las nuevas denominaciones de origen regional.
Pero, en otro paseo entre el hoy y el ayer, siempre, en todas las mesas, en todos los comedores, brilla el cerdo ibérico, el jamón ibérico, esa pata preparada en rituales de excelencia hasta alcanzar el jamón de bellota, el de Jabugo, ese comúnmente llamado jamón serrano, en el que estallan en sabor los diamantes de grasa en la carne magra.
Sí: Andalucía es Cádiz, Granada, Córdoba, Málaga, Almería, Jaen o Sevilla. Y Andalucía es esta Huelva marinera, serrana, descubridora y que se quiere descubrir.
Gabriel Meluk Orozco

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